martes, 30 de septiembre de 2014

Acto del Comité Cántabro de Solidaridad con el Donbass y la Ucrania Antifascista sobre Ucrania






El Comité Cántabro de Solidaridad con el Donbass y la Ucrania Antifascista organizamos una charla y contamos con la presencia de Alberto Cruz que es periodista, escritor, especialista en cuestiones geoestratégicas y que tiene amplios conocimientos sobre la situación que se desarrolla en Ucrania.
 
La charla sirvió para conocer mejor la situación actual y para denunciar las masacres que la Junta y su ejército fascista, apoyados por la organización terrorista OTAN, están cometiendo en el sudeste ucraniano. También sirvió para denunciar la manipulación informativa sobre el conflicto que se desarrolla en Ucrania, incluso de algunos medios que se dicen "alternativos".
 
En la charla también se abordo los intereses geopolíticos que hay en juego en el conflicto de Ucrania y que intereses defiende cada una de las partes.
 
Al finalizar la exposición de Alberto Cruz hubo un turno de preguntas y debate que conto con bastante participación.
 
 

domingo, 28 de septiembre de 2014

La historia se repite a si misma: Novorrusia

 
Original Pravda.ru
Autor: Gaither Stewart
 
Traducido por Luis López
 
 
Se ha dicho que una nación es simplemente el cuerpo espiritual que un pueblo adquiere durante el curso de su historia.
 
Novorrusia o Nueva Rusia, tan ausente en los medios de comunicación convencionales y tan presente en las fuentes alternativas de noticias, se cree popularmente que es una cuestión pasajera, simplemente un nuevo nombre creado (de nuevo) para efecto de las Milicias locales del sureste de Ucrania que hoy combaten y vencen al Ejército Regular Ucraniano que invade sus territorios. De este modo, el pueblo de Novorrusia también está destruyendo el sueño americano del presidente Obama. La verdad es que la gente de esta región está estrechamente vinculada a la historia de sus tierras.
 
De acuerdo con Alexander Zakharenko, comandante de campo y Primer Ministro de la República Popular de Donetsk (RPD) en el sureste Ucraniano hablando en una conferencia de prensa reciente, los invasores de Ucrania Occidental corren o se rinden al primer disparo. Las tropas financiadas por los americanos, reclutados a la fuerza por el Estado títere en la capital Kiev, simplemente no están a la medida de los combatientes del Sureste Ucraniano que están defendiendo sus tierras, sus ciudades y sus aldeas, y sus familias. El punto es que las tropas regulares están desmotivadas y asustadas y quieren regresar a sus hogares en Ucrania Occidental. Además, muchos soldados Ucranianos no quieren disparar contra sus compatriotas. Por lo tanto, o bien se unen a los denominados separatistas de la RPD, o huyen.
 
La gente siguiendo el ataque instigado por los EE.UU a las ahora adecuadamente armadas y experimentadas milicias de las Repúblicas de Donetsk y Luganks por las tropas del régimen títere de los Americanos instalado en Ucrania después de un derrocamiento ilegal del gobierno y de un “cambio de régimen” en Kiev, se sorprenderán al saber que Novorrusia ha sido el nombre del territorio al norte del Mar Negro por más de 200 años, muchos años antes de la invasión napoleónica de Rusia. Desde que la Rusia Zarista anexo el área luego de terminada la guerra Ruso-Turca en 1774, el área ha sido conocida como Novorrusia. Ya en el siglo XVIII Rusos, Ucranianos, Alemanes, incluso algunos Italianos, y una mescolanza de otros pueblos colonizaron la región y establecieron las grandes ciudades como las hermosas Odessa y Donetsk, ahora la capital de la República Popular de Donetsk.
 
El tiempo paso. La situación se alteró. Mucho paso en esta área entre la Guerra Crimea (1853-55) y hoy: intervenciones occidentales en Rusia, la invasión de la Alemania Nazi y su derrota en la Segunda Guerra Mundial, sanciones contra Rusia en estos días, y la envidia no disimulada de de Occidente por el espacio Ruso, un sexto de la superficie de la tierra y sus recursos naturales,
 
A los ojos de los historiadores, la historia de las relaciones de Occidente con Rusia se ha repetido continuamente a sí misma desde las décadas de 1800 en las de 1900 y en 2000. Esas repeticiones, por ejemplo la tradición de intervenciones aliadas en Rusia, no son el aspecto más inspirador de lo que pasó una y otra vez en nuestro mundo. Un historiador de la cultura Rusa, Vladimir Weidlé, a quien una vez entrevisté en Roma, dijo que el “Mundo Eslavo-Ortodoxo nunca será de la Europa Romano-Germana” porque sus respectivas herencias desde el comienzo fueron diferentes. Afirmó que no había una sola Europa, sino dos Europas, desunidas pero como de un extraño al otro así como  el mundo Árabe de China.
 
Esta división entre EE.UU/Europa Occidental y Rusia asciende a un cisma absoluto. Ese cisma ha fomentado por una parte, los celos y envidias del uno y el otro. Y por otra parte el cisma extrañamente ha creado un sentido de superioridad en los Europeos Occidentales y Americanos vis-à-vis Rusia. Una especie de celo misionero infecta los EE.UU para acabar con el socialismo que en la vista de los neoconservadores aun sigue vivo en Rusia, que a su vez, es la “infección” que ha llevado a algunas de las intervenciones militares Occidentales en Rusia.
 
Por tres siglos Occidente ha asaltado a Rusia con regularidad, con intervalos de al menos 50 años, siempre buscando contenerla, conquistarla, explotarla y destruirla.
 
Sin embargo, la realidad es que Rusia no es Oriental, pero parte de Europa, en este caso,  una Europa del Este. A pesar de las influencias Árabes en Europa, Cervantes, señalo Weidlé como ejemplo, no era un Moro, así como Pushkin no era Mongol. De la misma manera tras los siglos de ocupación Tártara de Rusia, así mismo Lenin con su cara de Mongol no era un Tártaro. Sin embargo, hoy los ojos de Rusia se han vuelto hacia el Este debido a la presión de Occidente.
 
Aun así, la situación geográfica de Rusia ha señalado el camino de su expansión y la forma misma del imperio, pero no en la dirección que su desarrollo cultural ha tomado. Weidlé cree que la invasión de Rusia por los Tártaros Asiáticos cambió las raíces mismas de Rusia, sin embargo, tales elementos no Europeos realmente no pertenecen a su historia sino a la materia prima de su naturaleza. El lenguaje Ruso muestra ciertas analogías a los lenguajes Turco-Tártaros; Pero el Ruso se desarrollo del Griego, al que se le añadió la influencia literaria de los lenguajes de Europa Occidental. Las influencias asiáticas que aparecieron de vez en cuando en Rusia hasta el momento han sido fugaces. Aquí, de nuevo su importante posición geográfica en el mapa asume un importante valor histórico.
 
Cuando el Zarismo se derrumbó finalmente en el Siglo XX, este había aplastado un movimiento revolucionario tras otro durante la mayor parte del Siglo XIX. Trotsky escribió en su autobiografía, Mi Vida, que “Los mejores elementos de esa generación se gastaron en el fuego de la dinamita” (esto es, en el fuego del terrorismo revolucionario). El Zarismo cayó por el continuo esparcimiento de la fiebre revolucionaria a través de Rusia y las presiones de la Primera Guerra Mundial  y las grandes pérdidas que Rusia sostuvo. De hecho, fue la fuerza de la historia del capitalismo Europeo y la Revolución Rusa que lo cambió todo en Rusia.
 
En 1918, la región de Novorrusia —donde las batallas entre las milicias locales y el Ejército Regular Ucraniano han estallado desde Mayo —fue incorporada por el nuevo gobierno Soviético a Rusia, el cual eventualmente transfirió el territorio a la República Socialista Soviética Ucraniana. Esto fue un movimiento puramente administrativo, porque no cambió nada desde que Ucrania era parte integral de la URSS. Luego, tras el colapso el término Novorrusia empezó a ser usado nuevamente en las convocatorias por la independencia de la región, incluyendo la rica Donbass con su gran mayoría Rusa que corresponde a la histórica área de Novorrusia en el actual Sureste Ucraniano. (El mapa acompañando esta pieza muestra claramente los bordes de Novorrusia con Rusia y la península de Crimea recientemente anexada por Rusia.)
 
Nueva Rusia en tiempos del Imperio ruso (1897)
 
Hay que tener en cuenta que las fronteras del mundo Ruso se extienden significativamente más allá de las fronteras de la Federación Rusa. Hay Rusia y “La Gran Rusia” de la misma manera en que nuestras ciudades consisten de la ciudad propiamente dicha y las áreas metropolitanas aledañas.  Por ejemplo, hay París —la ciudad propiamente dicha —y la Gran París, que incluye regiones que se extienden en todas las direcciones en torno a la Plaza de la Concordia.
 
Como un ejemplo de la Gran Rusia, en una entrevista de 1944, el líder del estado de la Socialista/Comunista, Ruso-Parlante Transnistria, un estado separatista de Moldavia, también limitante con Novorrusia, dijo que este estado era “una parte inalienable de de los estados Rusos de las regiones del Sur”, incluyendo también la ciudad de Odessa, Crimea, y otros estados Ucranianos, todos los que juntos hacían parte  de la histórica región de Novorrusia. Dimitry Trenin del centro Carnegie de Moscú escribió en 2003 que algunos académicos rusos habían discutido nuevamente la idea de formar un estado pro-Ruso de Novorrusia en el Sureste de Ucrania como una respuesta al Drang Nach Osten (empuje hacia el este) de los EE.UU —incluyendo su deseo de llevar Ucrania a la OTAN y la ocupación de las áreas colindantes con Rusia.
 
El antiguo Imperio Ruso fue vencido finalmente por la historia. Luego, la URSS también se derrumbó a causa de las presiones económicas de Occidente capitalista durante la Guerra Fría, especialmente las dislocaciones intencionales por la constante carrera armamentista.
 
Hoy, el autodenominado Estado Federado de Novorrusia es una confederación de la República Popular de Donetsk y la República Popular de Luganks. Sin embargo, no reconocido internacionalmente, ambas son estados separatistas reclamando independencia de Ucrania. La extensión prevista del estado probablemente un día abarque no solo las áreas administrativas Ucranianas de Donetsk y Luhanks, (en Ruso Luganks), sino también las actuales ciudades Ucranianas y áreas aledañas de Kharkov, Kherson, Odessa, Zaporrizhi y Dniepropetrovsk así como la Ruso-parlante República de Transnistria. Todas estas áreas que los EE.UU/OTAN amenazan bordear con Novorrusia.
 
La Guerra Fría, y el consecuente incremento del gasto de defensa debido a la imposición de la carrera armamentista de los EE.UU, fue una carga extraordinaria sobre la economía Soviética. Esto atrofio su habilidad para “entregar los productos”, los frutos de la revolución para el ciudadano común, con lo que “probaron”, como los Estadounidenses afirmaron, que el Socialismo era inferior. Esto contribuyó grandemente a la implosión de la URSS.
 
El territorio de Novorrusia está internacionalmente considerado como territorio soberano del estado Ucraniano. La prensa Occidental escribe sobre un Sureste Ucraniano gobernado por “terroristas” y más aún apoyados por el gran “Satanás” de Rusia, Vladimir Putin. A pesar de la frustración de Washington por no poder llevar Ucrania a la OTAN, sus neoconservadores aún intentan intervenir en Ucrania contra Rusia, someter el movimiento independentista de Novorrusia, y colocar bases militares de los EE.UU/OTAN al estilo Lily Pad a lo largo de las fronteras Rusas.
 
 
 

¿Sigue Actualmente Rusia una Política de Expansión Imperialista? Por Manuel Pérez Martínez, “Arenas”

cuadernillorusiaarenas

Manuel Pérez Martínez
Prisión de Albocàsser
8 Agosto 2014
 
¡Aúpa compañero! ¿Cómo va esa vida? Yo, de moral bien, de vista fatal. Por este motivo voy a tener que hacer un pequeño esfuerzo para satisfacer esa saludable curiosidad que te corroe por dentro. A lo que añadiré también un resumen –muy resumido‒ de algunos textos que responden a esas mismas preocupaciones y preguntas, aunque enfocados desde otra perspectiva y en un tiempo ya lejano.
 
Tendré que ir despacio, a fin de dar descanso de vez en cuando a mis cansados ojos. Comenzaré con la siguiente pregunta:

¿Sigue actualmente Rusia una política de expansión imperialista?

He leído con atención el artículo del camarada Lucio García Blanco que, bajo el título Se agravan las contradicciones interimperialistas, aparece publicado en el nº 70 de El Otro País. Lo primero que me ha llamado la atención ha sido la ligereza con que se exponen, sin citarlas en ningún momento, algunas de las tesis del Partido referidas al desarrollo de la crisis capitalista y de las contradicciones interimperialistas. Esto tiene una pequeña ventaja y un gran inconveniente. La ventaja consiste en que nos exime de toda responsabilidad respecto a determinadas afirmaciones relacionadas con el problema en cuestión. El inconveniente se deriva de la confusión a que pueda dar lugar, al proceder dichas afirmaciones de un miembro destacado del Partido. Por este motivo nos vemos obligados a salir al paso de esa ligera interpretación que hace Lucio, por su cuenta y riesgo, de las tesis “oficiales” del Partido.
 
Entre los acontecimientos que se han venido sucediendo a lo largo de los últimos años, que ponen de manifiesto “el agravamiento de las contradicciones interimperialistas”, el camarada Lucio destaca en su artículo, en primer lugar, los que se están desarrollando actualmente en el Sudeste de Ucrania. Esto está produciéndose en un marco internacional caracterizado por la crisis económica y los sucesivos fracasos militares de los EEUU y el Reino Unido, especialmente en Afganistán, en Irak y en Siria, donde los intereses económicos y geoestratégicos de los EEUU y Rusia, principalmente, han chocado casi frontalmente.
 
Bien, nada tenemos que decir sobre ese análisis que hemos resumido, ya que describe el agravamiento de las contradicciones y la continuación de la guerra que nosotros -el PCE(r)-, fuimos los primeros, (por no decir los únicos), en anunciar y analizar, en sus aspectos más generales, hace más de 20 años. Pero ¿es justo calificar, como lo hace Lucio, la rCartas desde prisión (1 de 2)espuesta rusa al intento de EEUU y de la OTAN de cercarla e incorporar a Ucrania a su órbita, así como la instalación de misiles capaces de alcanzar a Moscú (por no hablar del apoyo logístico, moral y diplomático a Siria), de “respuesta militar agresiva del imperialismo ruso”? ¿nos está permitido situar a Putin, como lo hacen todos los medios de propaganda rastrera, fascista e imperialista española, al frente de un renacido “despotismo asiático”? Identificar hoy a Rusia con un “imperio”, y su política militar preventiva, defensiva, desarrollada en su propio territorio (y en territorios próximos a sus fronteras con mayoría de población rusa), de política “agresiva” y “militarista”, sólo puede servir a la propaganda imperialista de los EEUU y a su estrategia de dominación mundial.
 
Por lo demás, calificar a un nacionalista burgués, como sin ninguna duda lo es Putin, de “déspota”, “fascista” o simplemente de “reaccionario”, no creemos que pueda contribuir a esclarecer la verdad sobre lo que está sucediendo realmente en Rusia. Un nacionalista cuyo origen es la clase obrera, que, según la misma prensa burguesa “tiene el corazón dividido entre la Rusia imperial y la extinta URSS”; que metió en la cárcel a los oligarcas mafiosos,próceres del capitalismo salvaje de los primeros años, tras hundirse la URSS; que llamaba “traidores” a quienes desertaron en la época soviética; que puso fin a la miseria generalizada en que estaba sumido el país cuando alcanzó la presidencia a primeros del año 2000; que en 2005 declaró ante el Parlamento ruso que la desaparición de la Unión Soviética fue “la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”… En fin, no parece que este nacionalista pueda estar muy sujeto a los intereses oligárquicos ni pueda tener muy arraigadas las ideas y los sentimientos burgueses.
 
Hoy no cabe discutir de la naturaleza capitalista de la sociedad rusa, así como del carácter de clase burgués del Estado ruso. Sin embargo, no conviene olvidarnos de su origen; es decir, del hecho de haber sido edificado sobre los cimientos del régimen anterior (que no era precisamente un régimen feudal o colonial), algunos de cuyos rasgos conservan todavía, particularmente en las costumbres y en la conciencia colectivista de los trabajadores ¿de qué país capitalista se puede decir lo mismo?
 
Más adelante volveremos a retomar este tema, ya que reviste una enorme importancia para nosotros. De momento nos parece suficiente con lo dicho para remarcar que, confundir o identificar la Rusia actual con el imperio feudal-militar anterior a la revolución socialista, con aquella “cárcel de pueblos y naciones”, y “perro de presa”, guardián de los intereses del imperialismo de los países de Occidente para las regiones de Asia, es el mayor de los disparates que se puede cometer. Para salir de dudas a este respecto, no hay más que reparar en el destacado papel que está desempeñando en la configuración del nuevo panorama económico y financiero mundial de la mano de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), tradicionales víctimas de los imperios occidentales.
 
Para mayor seguridad, recomendamos dar un repaso con un poco de detenimiento a los documentos programáticos y demás materiales editados por nuestro Partido que abordan esta cuestión. Comprobarán que no hay en ellos nada que se pueda prestar a esa torcida interpretación que habla de una vuelta atrás de Rusia a un pasado imperialista –ni siquiera en la forma moderna capitalista, monopolista. Al contrario, en esos textos se ofrece un análisis de la gestación, el nacimiento y el desarrollo de las contradicciones actuales del imperialismo, poniendo el acento en la contradicción “oeste-oeste” por el reparto, precisamente, de Rusia y los demás países ex-socialistas. Se avanzan numerosas ideas y planteamientos teóricos que explican muchos de los fenómenos nuevos que están apareciendo hoy en el mundo, y se anticipan de forma clara y destacada la inevitabilidad del resurgimiento del movimiento comunista y la restauración del socialismo, tanto en Rusia como en otros países.
 
Claro que resulta imposible anticipar la forma y el momento concreto en que habrán de producirse unos acontecimientos de tal naturaleza. No obstante, algo de eso se comienza a vislumbrar últimamente.
 
Lo económico, lo político, lo histórico y lo lógico
 
Para poder desenredar la madeja de las contradicciones que se dan hoy en el mundo, no basta con fijar la atención únicamente en la lucha económica, política y militar entre los grandes Estados y potencias imperialistas. Además de todo eso ha de ser tenida en cuenta la tendencia o corriente histórica así como su lógica interna.
 
Que el conflicto general tiene una raíz económica y persigue objetivos económicos de dominio, que haga posible la continuación (en las nuevas condiciones creadas por el desarrollo de las fuerzas productivas), del progreso de valorización del capital a gran escala, lo pone todos los días de manifiesto la agravación de la crisis económica y financiera, así como la lucha feroz que se ha desatado por los mercados y el control de las fuentes de energías y su comercialización. Ligado a esta lucha económica encontramos la cuestión del dominio militar y geoestratégico, especialmente en el este de Europa, en Oriente Medio y en los grandes espacios de Asia Central y Oriental, que se han convertido en las zonas más calientes del planeta.
 
No obstante, lo que atrae actualmente más la atención es el agravamiento del conflicto político y las tensiones en torno a la guerra del Sudeste de Ucrania y en su repercusión en las relaciones de Rusia con los EEUU y la UE. La crisis política ucraniana viene de muy lejos, por lo que no nos vamos a detener aquí en ella. Ahora, lo que nos interesa destacar es que ha sido la posición de independencia y firmeza que ha adoptado el Estado ruso frente a lasiniciativas guerreras imperialistas de los Estados Unidos en diversas zonas y regiones del mundo, lo que ha desatado la ira arrogante y agresiva de los yanquis contra Rusia, acelerando así el desarrollo de los acontecimientos.
 
Desde luego, este rebrote de la “guerra fría” -como ya han comenzado a llamarla- no tiene el mismo carácter que tuvo en el pasado, ya que Rusia es actualmente un país capitalista. Pero ¿puede ser encuadrado en la categoría de las contradicciones interimperialistas por un nuevo reparto o redistribución del mundo, tal como fue durante la I Guerra Mundial? Recordemos que la II Guerra Mundial, que comenzó como consecuencia de dichas contradicciones, perdió ese carácter desde el momento en el que fue agredida la URSS por la Alemania nazi y las otras potencias fascistas, lo que permitió su alianza con los países capitalistas democráticos. Esto nos advierte, una vez más, de la imperiosa necesidad de analizar, en concreto y por separado, cada guerra, en lugar de generalizar y de ofrecer análisis facilones.
 
Hoy sabemos que tras la caída, en el año 2000, de Yeltsin y su banda, compuesta por ultraliberales de la Escuela de Chicago, de agentes de la CIA y de mafiosos, tanto la dirección de la economía como de la política interior y exterior de Rusia, pasó a manos de un sector que puede ser calificado como representativo de la “nueva burguesía nacional” rusa. Se comprenderá que fuera a partir de entonces cuando comenzaran a manifestarse los desacuerdos y contradicciones de esta nueva burguesía rusa con sus socios y padrinos yanquis. La realidad es que éstos se habían tomado en serio su “victoria sobre el comunismo” y el “final de la historia” y se proponían convertir a Rusia en una colonia o protectorado de los EEUU, y como a tal la habían tratado durante el reinado del nuevo zar Boris Yeltsin y su cuadrilla de mafiosos. Se comprenderá que en las condiciones de la debacle económica, social, política y moral y “geoestratégica” que supuso en los primeros momentos la caída de la URSS, y con la enorme presión militar y psicológica que han estado ejerciendo los EEUU sobre Rusia, a la nueva burguesía de este gran país no le haya resultado fácil hacerse con las riendas del poder y llevar a cabo sus planes de reconstrucción nacional sobre una base capitalista, y menos aún ocupar el puesto de gran potencia al que sin ninguna duda (como toda burguesía que se precie) aspira, siempre que su fuerza económica, política y militar se lo permita.
 
Pero ya hemos visto que no es este el caso, y eso porque, entre otros motivos, ni los yanquis ni las otras burguesías monopolistas-financieras de los demás países imperialistas se lo han permitido; como no se lo permitieron ni a Alemania ni a Japón, tras finalizar la II Guerra Mundial, más que a condición de que se sometieran absolutamente y luego dieran cumplimiento a determinados requisitos, derivados de su responsabilidad en el desencadenamiento de la II Guerra Mundial, así como de su derrota militar. Pero Rusia no ha desatado ninguna guerra imperialista de agresión (de exterminio de poblaciones enteras y de saqueos y destrucciones de enormes proporciones), ni ha sido derrotada en el plano militar por los EEUU ni por ningún otro Estado imperialista. Lejos de eso, como es bien sabido, fue el baluarte de la resistencia antifascista en todo el mundo y la que más sacrificios hizo para la derrota del enemigo común; de manera que todo eso le ha permitido ocupar un destacado puesto de honor entre todas las naciones y conservar el legado histórico, moral y la fuerza militar suficiente para hacerse respetar y resistir la agresión de los nuevos nazis, al mismo tiempo que trata de preservar su influencia en algunas áreas geoestratégicas de gran interés para su defensa y desarrollo.
 
Si a todo esto añadimos su extensísimo territorio, sus grandes recursos naturales, su rica y variada cultura, las tradiciones revolucionarias y el patriotismo de su población… ¿Qué conclusión podemos extraer? Es indudable que todos estos factores y otros que podríamos referir, han influido poderosamente en la deriva que ha seguido Rusia y en la determinación de Putin desde que éste fuera elegido presidente, lo que ha impedido, entre otras cosas, la implantación de ese capitalismo salvaje, ultraliberal, de tipo dependiente que tanto los EEUU como la UE han intentado imponerle (para repartírsela y saquearla), junto a todas las demás dependencias que lleva aparejadas.
 
Todo esto ha traído consigo otra consecuencia de enorme trascendencia para un futuro no muy lejano: se trata de las dificultades casi insuperables que está encontrando la nueva Rusia burguesa para lograr un acercamiento más efectivo con vista a suencaje final en las estructuras económicas y sociales de la Europa Occidental. Ésta es una de las principales causas que ha impulsado al gobierno ruso a poner todo tipo de trabas a la integración de Ucrania en el engranaje del neocolonialismo de la UE, por las graves consecuencias que puede traer para sus propios planes de desarrollo e integración política con los demás países de su zona. Estos planes están basados en sus propias normas y no pueden prescindir de ellas sin arriesgarse a caer en las redes de la dependencia. Ya que, como ha escrito certeramente J.Vercueil en el nº 225 de Le Monde Diplomatique: “Rusia heredó un sistema normativo proveniente de las URSS, que, aunque con algunas lagunas, envejecido y pesado, regula aún las relaciones económicas entre los países de la CEI. Teniendo en cuenta el contagio que provoca su difusión, una penetración de las normas europeas en Ucrania correría el riesgo de arrastrar al conjunto postsoviético mediante un efecto dominó. La reacción de Rusia proviene también de un sistema sobre el cual todavía descansa en gran medida su complejo industrial militar”.
 
Es necesario insistir en que la conservación y perfeccionamiento por Rusia de esa normativa, producto de su evolución histórica y de las relaciones establecidas no sólo con los países de su entorno, es de vital importancia. Con tanto mayor motivo en momentos en que los grupos monopolistas industriales y financieros de Occidente se valen de sus Estados para imponer a los demás las normas financieras y comerciales más ventajosas para ellos; es decir, las normas de la dependencia económica, financiera, comercial, militar y cultural del imperialismo.
 
La historia ha demostrado una vez más por la vía de los hechos, que no existe otra salida para evitar caer en las redes del capitalismo financiero internacional, que continuar aplicando las “normas del socialismo”. Claro que con éstas sólo no basta, ya que a lo más que se puede llegar con ellas es a consolidar un capitalismo de Estado de tipo burocrático, muy semejante al que se estableció en la última etapa de la existencia de la URSS. De manera que se hace necesario establecer de nuevo el poder de la clase obrera y las relaciones de producción auténticamente socialistas.
 
Después de la amarga y desastrosa experiencia vivida durante la etapa yeltsinista y de las más recientes embestidas recibidas de parte de los socios occidentales, es de suponer que esa gran verdad termine por imponerse de una manera consciente entre las masas populares. Puesto que éste es un asunto que escapa a la comprensión y voluntad de la burguesía (ya que apunta directamente contra sus intereses), tendrán que ser los trabajadores, dirigidos y encabezados por la clase obrera, los que asuman de nuevo esa misión histórica.
 
Se podría asegurar que éste es un problema que se ha ido gestando a lo largo de toda la evolución de la sociedad rusa y que (aunque no afecte únicamente a este país), se ha manifestado de diferentes formas y grado de “intensidad” en distintos momentos (recordemos las del eslavismo y populismo ruso del siglo XIX); un problema que, como sucede hoy, vino a resolver la teoría y la práctica del comunismo. No debe, pues, extrañar que hoy se haya recrudecido con particular virulencia, como consecuencia de la crisis general, ya crónica, que padece todo el sistema capitalista.
 
No obstante, tal como hemos apuntado, no va a ser del mundo exterior imperialista de donde va a llegar la solución a este importantísimo problema. En todo caso, las presiones y los intentos de acoso y de aislamiento que está llevando a cabo actualmente el imperialismo norteamericano para someter a Rusia a vasallaje, no van a lograr otra cosa, como ya ha sucedido otras veces, sino acelerar la toma de conciencia sobre la naturaleza de este problema y de la solución que está demandando.
El eslabón principal y decisivo
 
En el movimiento comunista existe actualmente mucha confusión en relación con estas cuestiones que estamos analizando. Una muestra de ello es el artículo del camarada Lucio que hemos comentado al comienzo. Por otro lado hemos recibido los comentarios que ha hecho el camarada Marcos Martín Ponce a las noticias, artículos y documentos que le han enviado los camaradas soviéticos. Este material y los comentarios que hace de ellos Martín Ponce, nos van a ayudar a aclarar mejor el problema planteado y a fijar más firmemente nuestra posición al respecto.
 
Escribe Ponce a propósito de los importantes acontecimientos que se han sucedido en Crimea y el Sudeste de Ucrania: “Allí, el alcalde de una ciudad de Lugansk declaró la República Popular de Lugansk y la expropiación de la industria de la oligarquía, mientras en Crimea el referéndum popular y las organizaciones comunistas optaron por la adhesión a Rusia; lo que nos puede dar a entender que la oligarquía rusa mantiene allí una especie de aristocracia obrera a la que no sólo proporciona mejores niveles de vida, además se cuida de no demonizar los logros soviéticos. De manera muy controlada, el capitalismo ruso hace suya la reivindicación soviética; de hecho, en muchos distritos y regiones rusas la simbología y nominación de las instituciones soviéticas se mantiene. Para entender esto hay que tener presente que desde la muerte de Stalin hasta la caída definitiva de la URSS, las instituciones soviéticas se fueron desovietizando, a la vez que los partidos comunistas se fueron desbolchevizando, lo que permitió, gracias al revisionismo y la traición del PCUS (hoy PCR) que las estructuras corruptas, ya depuradas de cualquier control bolchevique, pudieran seguir utilizando el prestigio soviético para beneficio de la burguesía”.
 
“Fruto de todo ello -prosigue Ponce- es la confusión generalizada del movimiento comunista en cualquier parte del mundo. Pero no nos dejemos engañar por los análisis facilones y sentencias tan dañinas como (…) ‘la influencia revisionista del PCUS lo invade todo’, porque no es así. Eso nos puede llevar a menospreciar la lucha de clases llevada al extremo de la lucha armada en el Donbás (donde los obreros han tomado el poder y lo ejercen en la industria, las minas, la agricultura, etc.). Allí, las banderas comunistas y las asambleas populares al pie de las estatuas de Lenin no son escenografía; allí se está ejerciendo el poder de los soviets. Ese es, precisamente, el motivo por el cual la burguesía rusa, con Putin a la cabeza, muestra todo su músculo cuando se trata de Crimea, pero especula y utiliza el medio de presión contra Occidente cuando se trata de las Repúblicas Populares. Putin y los oligarcas rusos no quieren que cunda el ejemplo, ni en Ucrania ni en Rusia. En cierto modo, saben que están sentados sobre un volcán dormido”.
 
Poco tenemos que objetar a estas apreciaciones y juicios del camarada Ponce. En primer lugar, creemos necesario señalar esa perplejidad que se manifiesta en “la confusión generalizada” del movimiento comunista ante lo que se podría calificar como la tácticautilizada por la burguesía rusa para afianzar su poder y neutralizar al mismo tiempo el empleo que pueda hacer el movimiento comunista del prestigio que continúa teniendo entre las masas el régimen soviético y su simbología. Una táctica que, como estamos comprobando no le ha reportado, hasta el momento, ningún resultado frente al movimiento popular antifascista y revolucionario que se está desarrollando en el Sudeste de Ucrania. Pero es que aquí, a diferencia de Crimea, nos encontramos con un hecho sumamente importante que ha pasado desapercibido para el camarada Ponce, y que si bien puede no tener demasiada importancia para las masas y sus organizaciones revolucionarias, obliga de forma determinante al Estado ruso a no intervenir (al menos directamente y mientras no sea atacado su territorio) en Ucrania. Se trata, apenas si hace falta decirlo, del reconocimiento y respeto de Ucrania como país soberano e independiente. Precisamente, ésta es la línea que separa a un país imperialista, como los EEUU, de otro como Rusia, que no lo es. Otra cuestión, en la que no vamos a detenernos, es que se reconozca un gobierno ilegal, impuesto por un golpe de Estado fascista, organizado, financiado y alentado por los EEUU. Pero por aquí entran en juego otros factores, como el intento de Rusia de afianzar sus relaciones con Alemania y atraerla a su campo; es decir, por aquí entramos de lleno en “el gran juego” donde se dirime el problema crucial de las alianzas estratégicas. Esto hace que el problema de la guerra en Ucrania se complique en extremo, dados los vínculos de todo tipo que siempre han existido entre aquel país y Rusia, pero muy especialmente con la mayoría de la población que se ha declarado independiente.
 
Esta situación tan compleja puede explicar la posición ambivalente de Putin y del gobierno ruso, y es lo que hace que la salida de la situación o posible solución del conflicto (si no se llega antes a un acuerdo que ponga fin al enfrentamiento armado), esté en la extensión de la lucha armada antifascista y la revolución socialista al resto de Ucrania. No se nos pasa por alto lo difícil de esta solución. Pero, desde luego, lo que resulta un disparate desde todos los puntos de vista que se mire, es que el movimiento armado popular del Sudeste de Ucrania se pueda extender al territorio ruso y “servir de ejemplo” a los trabajadores de Rusia en su lucha contra su propia burguesía… Esa idea nos parece tan absurda y descabellada como la de considerar que la Rusia actual es “el eslabón más débil de la cadena imperialista”, como si el mundo y la sociedad se hubieran detenido o dado marcha atrás, a las postrimerías del siglo XIX, y como si no hubiera existido en Rusia más de 70 años de régimen socialista. Por el contrario, en base a todo ello, habría que considerar hoy día a Rusia, no como el “eslabón débil”, sino como el eslabón principal a partir del cual podría comenzar de nuevo a desarrollarse con fuerza el movimiento antiimperialista y revolucionario a nivel mundial.
 
Pues Rusia, ciertamente, está preñada nuevamente de revolución, pero de una revolución en muchos aspectos distinta a la que nació en el pasado. Para comprobarlo, basta con tener en cuenta que allí no está teniendo lugar un enfrentamiento como el de Ucrania, ni es previsible que se pueda producir algún día; lejos de eso, tanto Putin como su gobierno cuentan con el respaldo de la inmensa mayoría del pueblo ruso. Aparte de la imposibilidad manifiesta de que la burguesía (por no hablar del ejército ruso), pueda o esté dispuesta a imponer en su país un régimen fascista y “pro-occidentalista” por el estilo del que ha sido impuesto en Ucrania. Esto es algo impensable, no sólo por todo lo que hemos expuesto, sino también por la situación de dependencia respecto a los trabajadores y su vanguardia comunista en que se halla actualmente la burguesía rusa. De manera que un enfrentamiento con las masas populares, como el que ya se está dando en Ucrania, la debilitaría extraordinariamente, facilitando así los planes de agresión de los imperialistas.
 
En resumen, podemos decir que hoy la burguesía rusa es, por muchos conceptos, “prisionera” de la historia de su país; de una historia que aún no ha concluido y a la que no puede renunciar sin correr el riesgo de dejar de ser rusa. Así que, si bien es cierto que tras la muerte de Stalin y la caída, finalmente, de la URSS, las instituciones soviéticas se fueron “desovietizando”, el peligro que les amenaza ahora, por influencia de la “mundialización” imperialista, no es otro que el de la “desrusialización” o colonización de Rusia. Esto explica mejor que nada ese nacionalismo “sovietizado” (“la utilización del prestigio soviético”) de parte de la burguesía rusa, con todo lo que ello implica de deslegitimación y desprestigio de la marca capitalista.
 
Esta “sovietización” puede servir a los intereses del proletariado siempre que éste sepa utilizarlo en beneficio de una política independiente de la burguesía. “Independiente” no quiere decir que debe estar siempre y en todos los terrenos enfilada contra ella. La compleja situación que se vive actualmente, tanto en el interior del país como a nivel global, exige del proletariado revolucionario de Rusia aplicar una táctica que le permita ponerse al frente del movimiento por la defensa de la identidad y la independencia nacional, combinado con la lucha por la restauración del socialismo.
 
Para ello se hace indispensable reconocer a la burguesía como parte del movimiento nacional, así como la posibilidad de establecer, bajo determinadas condiciones o exigencias (como la libertad plena y la concesión de mejoras económicas y sociales para los trabajadores), un pacto o alianza con ella que no excluya la lucha por la restauración del socialismo, ya que, como se ha demostrado tantas veces, en nuestra época y en las condiciones de Rusia, sólo es posible una defensa eficaz frente al imperialismo sobre la base de la defensa y desarrollo del socialismo y el comunismo.
 
En fin, hay que insistir en que, una burguesía que, como apunta certeramente el camarada Ponce en su escrito, no sólo procura “mejores niveles de vida a la clase obrera” sino que “se cuida de no demonizar los logros soviéticos”; esa burguesía no puede ser considerada por la clase obrera un enemigo a batir de manera inmediata; con tanto menor motivo si esa misma burguesía está defendiendo la independencia e integridad nacional frente al acoso y la agresión de los más feroces bandidos internacionales.
 
En tales condiciones, la única política justa, verdaderamente revolucionaria de la clase obrera consiste en levantar bien alto la bandera de la defensa nacional; es decir, procurar arrancar dicha bandera de manos de la burguesía y ponerse al frente del movimiento nacional. Esto la situará en las mejores condiciones para neutralizar las vacilaciones o posibles deserciones de esa burguesía y para avanzar de forma decidida hacia la restauración del socialismo. Sobre este particular no ha de haber en el movimiento comunista ninguna confusión ni ningún tipo de vacilaciones.
 
En resumen, bajo nuestro punto de vista, la contradicción principal que se da en estos momentos en el Sudeste de Ucrania, es la que enfrenta a las masas populares al fascismo y al imperialismo. Esta contradicción, tal como hemos explicado anteriormente, habrá de ser resuelta mediante la derrota política y militar de la burguesía fascista y pro-imperialista, así como con el restablecimiento de la unidad nacional en un Estado federal socialista. Un gran paso en ese sentido ha sido la proclamación de las Repúblicas Populares en las regiones del Sudeste.
 
En tanto que en Rusia, las condiciones son radicalmente diferentes; dado que allí lo que predomina en estos momentos es la contradicción que enfrenta al conjunto de la sociedad y al Estado con el imperialismo de los EEUU principalmente, el cual está de nuevo intentando cercarla y agredirla a fin de despedazarla y repartirse sus despojos, tal como ya ha sucedido en lo que fuera la Federación Yugoeslava, en Irak, Libia, etc. La clase obrera y los comunistas de todos los países no debemos dudar ni un solo instante en prestar toda la ayuda fraternal y el apoyo internacionalista que podamos, con el convencimiento de estar defendiendo una causa justa y seguros de la victoria.
 
 
Chaval, aquí termino. Tengo que tomarme un respiro. Mis ojos se han cerrado.
Un fuerte abrazo.
 
Manuel
 
 
 

martes, 23 de septiembre de 2014

[Santander] Acto público: Ucrania la última victima de la OTAN

 
 
El próximo lunes 29 de septiembre a las 20 horas se realizará un acto que tratará sobre la situación en Ucrania y en el Donbass.
 
El acto será a las 20:00 horas en La Libre, en la calle Rampla de Sotileza nº 1 en Santander.

Contaremos con Alberto Cruz que es periodista, politólogo, escritor y miembro del CEPRID. Es además un experto en Relaciones Internacionales y en cuestiones geoestratégicas. Ha realizado ya varios artículos y análisis sobre la situación en Ucrania. En la charla se abordara también la situación actual y los últimos acontecimientos.
 
La crisis y guerra en Ucrania es consecuencia de un golpe de estado perpetrado por los grupos liberales y neonazis que ahora gobiernan Ucrania, auspiciados y alentados por el imperialismo de EEUU y la Unión Europea.
 
Los objetivos de estas grandes potencias imperialistas, a través de la OTAN, son el control geopolítico de Ucrania, el robo de sus recursos naturales y la conquista de nuevos mercados. El resultado, el "empobrecimiento" de los sectores populares y la clase obrera, así como poner el país "bajo el yugo del FMI”. 

Así mismo se hará una breve presentación publica del Comité Cántabro de Solidaridad con el Donbass y la Ucrania Antifascista.
 
Al final de la charla se procederá a un turno de preguntas y de debate.
 
Organiza: Comité Cántabro de Solidaridad con el Donbass y la Ucrania Antifascista.
 
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domingo, 21 de septiembre de 2014

¿Qué es la «Novorossia»?

 
La imagen que presenta la prensa atlantista sobre los acontecimientos en Lugansk y Donetsk no tiene en cuenta los reclamos de la población local.

El problema fundamental es que lo que allí sucede no es un simple levantamiento contra el poder de Kiev sino la expresión y consolidación de un ideal bien definido.

Conocedor de esa región por haberla recorrido desde hace 40 años, Alain Benajam explica aquí los símbolos del nuevo Estado que se define a sí mismo como «Novorossia».

«Novorossia», cuya denominación exacta sería «Unión de Repúblicas Populares de Novorossia» o más bien «Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia», acaba de hacer su entrada entre los Estados constituidos democráticamente y, aunque no ha recibido el reconocimiento de la comunidad internacional, existe y funciona. Y la existencia misma de esta «Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia» ya constituye de por sí una pequeña revolución. Veamos por qué.

Cada uno de los términos y símbolos con los que se identifica esta Nueva Rusia han sido cuidadosamente seleccionados y revisten un profundo significado.

La nueva Rusia, o Novorossia, se define como rusa por su cultura e idioma. Pero no reclama integrarse a la Federación Rusa. La Federación Rusa es un Estado federal multiétnico que se extiende desde el Mar Báltico hasta el Océano Pacífico y al que pertenecen un gran número de repúblicas autónomas y pueblos que no son de cultura rusa.

¿Cómo se define la pertenencia nacional?

Las fronteras de los Estados son fruto de la Historia y de sus conflictos y no siempre tienen en cuenta las fronteras culturales y lingüísticas. Los Estados modernos se definen por elementos que no son necesariamente la etnia y la cultura.

Si bien la etnia es imprecisa y solamente puede describir pueblos aislados como grupos tribales, la cultura define esencialmente una comunidad por su lengua y sus referencias históricas.

Por su parte, el Estado moderno se define por un territorio limitado por fronteras reconocidas mutua e internacionalmente. El primer tratado de reconocimiento mutuo de fronteras fue la célebre Paz de Westfalia, firmada en 1648 como resultado de la terrible guerra de 30 años que devastó Europa.

Cada Estado internacionalmente reconocidos aplica en su territorio una serie de leyes y un derecho específico. La definición del Estado moderno está vinculada a la definición de nación. Hoy hablamos de Estado-Nación, lo cual indica que la pertenencia a una nación se define únicamente a través de la legalidad.

La pertenencia a un espacio cultural y lingüístico y la pertenencia a un Estado Nación están hoy perfectamente delimitadas. Numerosos Estados integran poblaciones con diferentes lenguas y culturas. En Europa, se hallan en ese caso países como Suiza, Bélgica, España, el Reino Unido y Finlandia.

En África y en el Oriente, los colonizadores modelaron Estados sin tener en cuenta las diferencias históricas y culturales entre las poblaciones pero estas aceptaron las fronteras legalizadas, y todos se atienen a ellas, creando así nuevas naciones calcadas sobre nuevos Estados.

Poblaciones que se caracterizan por una misma cultura y una misma lengua también pueden conformar Estados diferentes, como la República Francesa y la provincia de Quebec, perteneciente esta última al Estado federal canadiense. Los pueblos anglófonos de origen europeo emparentados con el antiguo imperio británico hoy forman varios Estados diferentes, como Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Lo mismo sucede en el mundo hispánico con Latinoamérica. Y Alemania estuvo dividida durante años en dos Estados diferentes.

Pero la existencia de Estados mutuamente reconocidos por la comunidad internacional no significa que los pueblos lleguen a reconocerse nacionalmente en Estados que los ignoran en el plano cultural y lingüístico.

Por ejemplo, numerosos pueblos colonizados por otros Estados han luchado duramente para tener la posibilidad de formar un Estado autónomo, como Argelia, que luchó por separarse de Francia.

Durante la postguerra, la Carta de la ONU definió el derecho a la autodeterminación de los pueblos que quieren convertirse en Estados independientes, generalmente a través de un referéndum. Ese derecho de los pueblos a disponer de sí mismos, proclamado y defendido por Charles De Gaulle, es un importante aspecto del derecho internacional.

Ello implica que ningún Estado-Nación reconocido por la comunidad internacional tiene una composición definitiva sino que está constantemente sometido a la voluntad de quienes forman parte de él.

Volviendo a la Nueva Rusia, estamos efectivamente ante un nuevo Estado ruso. A pesar de ser culturalmente ruso, se define legalmente como un Estado que no es la Federación Rusa. Por ejemplo, si la provincia canadiense de Quebec lograse la independencia formando un nuevo Estado francés, hablaríamos entonces de «Nueva Francia».

¿Qué significa «República Popular»?

La Nueva Rusia, o Novorossia, es un Estado federal conformado por Repúblicas Populares. Por el momento, y temporalmente, no cuenta más que dos Repúblicas: la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, cuyos límites siguen siendo los de los antiguos oblast ucranianos así denominados. La Nueva Rusia tendrá por vocación reunir en el marco de una autodeterminación los demás oblast de la ex Ucrania que decidan democráticamente –mediante referéndum– constituirse en Repúblicas Populares e incorporarse a la Unión de Repúblicas de la Nueva Rusia.

Recordemos que la ex Ucrania fue desde siempre una provincia rusa. Es incluso el lugar donde se fundó Rusia –la Rus. Esa ex Ucrania fue arbitrariamente delimitada por la URSS, sin que mediase nunca algún tipo de consulta con toda la diversidad de poblaciones que vivían en esa región.

Hoy en día, ya que estamos en tiempos de democracia, el hecho de organizar algún tipo de consulta para que los diferentes pueblos que componen ese Estado artificial y reciente expresen su deseo resulta perfectamente adecuado y conforme al derecho internacional.

Los fundadores de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk insisten en el término «popular». Esa definición corresponde a la utilizada históricamente por Estados que formaron parte de la esfera soviética después de la Segunda Guerra Mundial, Estados que se definían como constructores del socialismo.

El socialismo, según su definición marxista-leninista, se rige por la propiedad social de los medios de producción y de intercambio. También según la misma definición marxista-leninista, el socialismo y el comunismo son sistemas completamente diferentes ya que en el comunismo, descrito en elManifiesto Comunista de Marx y Engels en 1848, ya no existe la propiedad y, por lo tanto, no existe la propiedad social, no existe el Estado, no existen masas asalariadas.

El uso del término «comunista» para describir aquellos Estados proviene de la propaganda estadounidense. De hecho, hasta el día de hoy ningún Estado se ha proclamado comunista.

En la conferencia de prensa que ofreció vía Skype el sábado 6 de septiembre, Pavel Gubarev –uno de los iniciadores de la República Popular de Donetsk y ex gobernador «popular», dejó en claro que ha terminado el reino de los oligarcas en Novorossia y que esta cumpliría así uno de los principales reclamos de Maidan.

¿Quiénes son los llamados oligarcas que se ceban en Ucrania, Rusia y en otros de los países que abandonaron la vía del socialismo? Son en su mayoría ex «apparatchiks» surgidos de lanomenklatura de los Estados anteriores, pero también hay entre ellos criminales mafiosos que adquirieron las industrias estatales por la fuerza e ilegalmente haciéndose así inmensamente ricos. Rusia ha frenado un poco ese fenómeno y los oligarcas que habían puesto en peligro el Estado ruso en tiempos de Boris Yeltsin han sido puestos bajo control por Vladimir Putin, encarcelando a algunos y sometiendo a otros.

En Ucrania, el fenómeno de los llamados oligarcas resultó particularmente devastador. Unos pocos individuos acumularon fortunas inmensas mientras que el pueblo se empobrecía. Ucrania se convirtió el país de Europa que tenía los salarios más bajos (incluso más bajos que en China).

El término «popular» no significa un regreso a los tiempos de la URSS, donde toda la actividad económica se hallaba en manos del Estado. Lo que significa es que las grandes industrias, como el sector de la energía, la industria pesada y la importante industria del armamento, estarán bajo control del pueblo en los nuevos Estados federales.

La Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia no tiene intenciones de convertirse en una nueva URSS, considerada antidemocrática bajo el control de un partido único, pero sí reconoce ciertos aspectos positivos de la URSS, país donde todos y cada uno de los ciudadanos tenía derecho a la salud, a la vivienda y al empleo.

La divisa y la bandera de Novorossia

Por cierto, la divisa de la Unión de Repúblicas Populares de la Nueva Rusia es «Libertad y Trabajo», lo cual evidencia la voluntad de garantizar la libertad de cada ciudadano y de favorecer a los trabajadores y no a los oligarcas.

Estos valores de Libertad y Trabajo están representados en su bandera, donde se combinan la bandera roja de los trabajadores, la de la Comuna de París, el mausoleo donde reposa Lenin y la cruz de San Andrés. Este santo es el patrón de Rusia por ser el fundador de la Iglesia de Constantinopla, que dio origen a la evangelización de esa nación, y está representado por una bandera blanca que porta una cruz azul –la llamada cruz de San Andrés, recuerda el suplicio del santo.

Aunque no es obligatorio, esa bandera también puede llevar el escudo de armas de la Novorossia. En él aparece el águila bicéfala que simboliza las antiguas monarquías eslavas, pero coronada por un elemento de albañilería de aspecto industrial, lo cual indica el carácter eslavo y ruso de la Nueva Rusia.

En el centro del escudo figura un cosaco, para recordar que esta región es también el país de los cosacos. Bajo la garra izquierda del águila puede verse un martillo, que representa a los trabajadores de la metalurgia. Bajo la garra derecha puede verse un ancla ya que la Nueva Rusia incluye el puerto marítimo de Mariupol, en el Mar de Azov, con acceso al Mar Negro a través del estrecho de Kerch.

En su garra derecha, el águila bicéfala encierra una espiga de trigo, símbolo de la paz, y en la garra izquierda un haz de flechas, símbolo de la guerra, simbolizando así que la Nueva Rusia aspira a vivir en paz pero que sabrá defenderse, como ya lo ha demostrado. Encima de la corona figura una banderola en la que puede leerse la palabra «Novorossia» en caracteres cirílicos. Bajo el águila aparece, en ruso, la divisa «Trabajo y Libertad».

El sincretismo de los valores de Novorossia

La bandera de la Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia contiene así un sincretismo en el que se expresan ciertos valores.

El valor del trabajo, de los trabajadores y de sus organizaciones políticas pasadas y presentes que se plantean como objetivo liberar el mundo del sistema capitalista, valor simbolizado por la bandera roja.

Los valores tradicionales e históricos, representados por la cruz de San Andrés, defendidos por el pueblo ruso, que no puede vivir sin ellos.

El valor de la historia, marcada por el cristianismo ortodoxo pero también por el recuerdo de los encarnizados combates de la Gran Guerra Patria contra el nazismo y sus colaboradores ucranianos encabezados por Stepan Bandera.

Esas luchas contra el fascismo ucraniano y el nazismo alemán están representadas por la cinta de San Jorge, símbolo del inmenso sacrificio realizado por el pueblo ruso para salvar la madre patria. Hoy portan la cinta de San Jorge los soldados de la Novorossia que luchan contra la junta de Kiev, que llegó al poder aupada por Estados Unidos como resultado de un golpe de Estado particularmente sangriento.

Ese golpe de Estado utilizó grupos y partidos neonazis como Pravy Sektor y Svoboda, el ex Partido Nacionalsocialista ucraniano. Esos partidos utilizan ostensiblemente símbolos nazis, expresan abiertamente su antisemitismo y, calificando a los rusos como untermenshen(subhumanos), han monopolizado el Estado, a pesar de sus pobres resultados electorales. Sus matones conforman el grueso de los batallones que luchan contra las fuerzas armadas de Novorossia, como el batallón Azov, que se identifica con el mismo emblema que la división SS Das Reich, tristemente célebre en Francia [1].

Miembros del batallón Azov, creado por el régimen de Kiev, portan una bandera con el símbolo conocido en alemán como Wolfsangel (“gancho para lobos”), utilizado durante la Segunda Guerra Mundial como emblema de la división Das Reich perteneciente a las Waffen SS. Ese mismo símbolo identifica también a la organización ucraniana de extrema derecha Pravy Sektor.

Esos grupos se identifican como nacionalistas cuando en realidad actúan a favor de los intereses de Estados Unidos, una potencia extranjera que no busca ciertamente lo mejor para Ucrania sino que trata de imponer su propio poder económico y político en la región.

En vez del calificativo de «nacionalistas», con el que tanto les gusta identificarse, les convendría mejor el de «colaboradores con el enemigo», que en realidad fue el papel que desempeñó su ídolo Stepan Bandera [durante la Segunda Guerra Mundial] [2]. Estos neonazis, violentos, asesinos y racistas, gozan del respaldo público de la élite mediática y política de los países vasallos de la OTAN, los mismos que hace poco condenaban al humorista francés Dieudonné por un gesto que interpretaban ridículamente como un saludo nazi invertido.

La resistancia ante el imperialismo

Lo que caracteriza al pueblo de la Nueva Rusia es precisamente su voluntad de no integrarse al sistema euroatlántico. Sometido a las órdenes de Estados Unidos a través de la OTAN y de la Unión Europea, ese sistema ha demostrado repetidamente su ineficacia así como su nocividad. Las naciones que a él se someten hoy se hunden en la decadencia moral y económica.

En el plano histórico, es la primera vez que un pueblo europeo toma las armas para oponerse a las fuerzas que tratan de integrarlo al sistema que Estados Unidos impone a otros pueblos y en rechazo tanto al sistema económico estadounidense como a sus valores morales.

Ese rechazo categórico es similar al que proclaman un número creciente de franceses y de miembros de diversos pueblos europeos que, ante el desastre económico y social, aspiran a recuperar el control de su propio porvenir.

En esa lucha de los pueblos por recuperar su independencia pierden su significación las nociones de derecha e izquierda. Encontramos así fuerzas políticas que se identifican como de derecha o de izquierda pero que respaldan exactamente de la misma manera el sistema de dependencia de Estados Unidos impone a través de la Unión Europea y de la OTAN. Otras fuerzas, etiquetadas por los medios de prensa como «extremistas» de izquierda o de derecha, militan por el regreso a la independencia.

Lo mismo sucede con la sumisión al sistema capitalista, que ha perdido su carácter industrial de antaño y ahora es únicamente de carácter financiero y globalista. Diversas fuerzas políticas, tanto de izquierda como de derecha, se oponen a ese sistema y son, por supuesto, demonizadas por los medios de prensa oficialistas y por toda una prensa ampliamente subvencionada por el Estado.

Si esos medios no ven con buenos ojos la Unión de Repúblicas de Nueva Rusia es porque esta logra precisamente concretar la conexión entre la necesaria revolución anticapitalista, que tiene un evidente carácter de revolución antiglobalización, y la voluntad de los pueblos que quieren recuperar sus especificidades y sus tradiciones yendo así contra la corriente del sistema cultural globalista que no tiene otra cosa que ofrecer a cada ciudadano que algo de hedonismo individual en lugar de los valores provenientes del trabajo, del esfuerzo y del sacrificio.

¿No será entonces esta Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia un ejemplo para los demás y el inicio de algo nuevo que puede cambiar el mundo?

Alain Benajam

 

[1] El 10 día de junio de 1944, mientras se desarrollaba la batalla de Normandía, tropas especializadas de la división Das Reich de las Waffen SSpenetraron en la comuna francesa de Oradour-sur-Glane, donde masacraron un total de 642 personas. Después del fusilamiento masivo de 190 hombres, 245 mujeres y 207 niños fueron ametrallados y quemados dentro de la iglesia del pueblo. Nota de la Red Voltaire.

[2] Aunque últimamente numerosos medios han optado por presentar a Stepan Bandera (Stary Ugryniv 1909-Munich 1959) como un líder nacionalista ucraniano que luchó simultáneamente contra Alemania y la URSS, lo cierto es que durante la Segunda Guerra Mundial este personaje participó en la creación de la Legión Ucraniana, que luchó bajo el mando de la Wehrmacht, durante la ocupación de Ucrania por las tropas de Hitler.
 
 

Con 5000 millones de dólares, EEUU se compró a varias ONGs ucranianas

 
EEUU donó 5.000 millones de dólares a varias organizaciones no gubernamentales en Ucrania para conseguir el cambio de gobierno encabezado por el presidente Víctor Yanukóvich, informó este jueves el periodista inglés, Neil Clark.

“Unos 5.000 millones de dólares fueron gastados para apoyar actividades contra el Gobierno ucraniano. Es el dinero de contribuyentes estadounidenses, que fue mandado a varias ONGs en Ucrania para destituir el poder legítimo”, declaró Clark en una conferencia científico social, celebrada en Belgrado.

El periodista considera que actualmente el mundo está sumido en la tercera guerra mundial no declarada, que libra EEUU y Europa contra los países “estratégicamente importantes”. Este conflicto, según Clark, comenzó en 1999 a raíz de los bombardeos contra Yugoslavia, lanzados por la OTAN.

“Un ataque económico contra el país siempre precede a una intervención militar”, destacó.

Asimismo, el experto sostiene, que para conseguir el cambio de poder en un país las potencias interesadas apoyan a organizaciones terroristas con el objetivo de instigar la guerra civil y provocar ataques contra el Gobierno.

“Vemos la cooperación (de EEUU y la OTAN) en Ucrania. Se extiende la lista de países independientes, afectados por semejantes ataques desde 1999, que incluye Afganistán, Irán, Irak, Libia y Siria. Ahora el peligro se acerca a Rusia, vemos las sanciones, así como intentos de demonización de su líder por parte de EEUU y la OTAN”, declaró Clark.

El periodista destacó también que la política actual de Occidente es más estricta que la de hace 100 años.

RIA Novosti

A. Mozgovoi Manifiesto a los “volniye lyudi” : El poder oligárquico en Ucrania debe ser destruido.

 
Manifiesto a todos los “volniye lyudi” voluntarios de la Libertad en Novorosia a todos los que se han levantado libremente contra los nazis y los oligarcas, en defensa del pueblo y los trabajadores 8 de septiembre, de 2014

El comandante Mozgovoi dirigiéndose a todos los “volniye lyudi” ha dicho:
 
1º La firma del “Protocolo de Minsk sobre la Tregua” ha sido un acto de traición a la patria. Los dirigentes de las repúblicas populares que lo firmaron deben dimitir.
 
2º El 90% de las personas de Novorossia y el 100% del Ejército Popular de Novorossiya están en contra del Protocolo de tregua y las condiciones (de la rendición), que el Protocolo contiene.
 
3º El alto el fuego no existe. No hay paz. El supuesto alto el fuego es una farsa.
 
4º La firma del expresidente Kuchma no significa nada. Eso también significa que la propia junta Kiev no firmó nada en realidad. Los dos líderes de las repúblicas populares que han firmado lo han hecho extralimitándose en sus funciones y prerrogativas, asumiendo unilateralmente un compromiso que implica usurpación y abuso de su posición para poder hacerlo.
 
5º En la creación y la firma del Protocolo de Tregua (parecido al Pacto de Munich de 1938), los líderes firmantes no han tenido en cuenta que los soldados y el pueblo luchan por el derecho a ser libres y porque se respete su voluntad, lo que piensan.
 
6º El combate debe proseguir hasta la victoria final. No hay otro camino.
 
7º El poder oligárquico en Ucrania debe ser destruido.
 
8ª Es inadmisible un estatus especial para Novorossia en una Ucrania unida e indivisible —como indica el protocolo— sometida a nazis, banderistas y oligarcas. Novorossia ya cuenta con su propio estatus especial que no es otro que el de un sociedad digna y justa, basada en el poder popular y la libertad de los trabajadores.
 
9º A estos efectos el Consejo Militar debe ser convocado de inmediato con el objetivo de reafirmar la unidad de Novorossia y la profundización de su programa revolucionario.
 
10º Todos tenemos que estar unidos! Las repúblicas populares ahora separadas, finalmente, deben formar un fuerte estado unido en Novorossiya. Sólo de esta manera lograremos la victoria.
 
11º Novorossiya no necesita a los que se venden ni a los que quieren venderla.
 
12º Novorossiya y su revolución es una lucha por el honor, la dignidad y la justicia. Eso es por lo que estamos luchando. ¡Hay que escoger honradamente entre la libertad o la muerte!
 
13º Honor a los que luchan por la victoria
 
14º ¡La victoria será nuestra!
 
Fuente: Sociología crítica 
 

Memorando de la paz firmado en Minsk

 
 
 
 
[Nota: publicamos este documento por la transcendencia y repercusiones que tiene pero ello no implica ni mucho menos que estemos de acuerdo]

PROTOCOLO

Sobre los resultados de las consultas del Grupo de Contacto Trilateral con respecto al los pasos conjuntos encaminados a la implementación del Plan de Paz del Presidente de Ucrania, P. Poroshenko, y las iniciativas del Presidente de Rusia, V. Putin
 
Tras el examen y discusión de las propuestas presentadas por los participantes en las consultas celebradas en Minsk el 1 de septiembre de 2014, el Grupo de Contacto Trilateral, formado por los representantes de Ucrania, la Federación de Rusia y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa [OSCE], llegaron a un acuerdo con respecto a la necesidad de implementar las siguientes medidas:
 
  1. Garantizar el cese inmediato bilateral del uso de armas.
  1. Garantizar el seguimiento y verificación por parte de la OSCE del régimen de la no utilización de las armas.
  1. Implementar la descentralización del poder, incluso por medio de la promulgación de la Ley de Ucrania “En lo que respecta a la condición temporal de la autonomía local en ciertas áreas de las regiones de Donetsk y Lugansk” (Ley de Régimen Especial).
  1. Velar por la vigilancia permanente en la frontera estatal entre Ucrania y Rusia y la verificación por parte de la OSCE, junto con la creación de una zona de seguridad en las regiones fronterizas de Ucrania y la Federación Rusa.
  1. Liberación inmediata de todos los rehenes y las personas detenidas ilegalmente.
  1. Promulgar una ley que prohíba el enjuiciamiento y castigo de las personas en conexión  con los acontecimientos que tuvieron lugar en ciertas áreas de las regiones Ucranianas de Donetsk y Lugansk.
  1. Llevar a cabo un diálogo nacional inclusivo.
  1. Adoptar medidas destinadas a mejorar la situación humanitaria en el Donbass. .
  1. Garantizar la celebración de elecciones locales anticipadas de conformidad con la Ley de Ucrania “En lo que respecta a la condición temporal de la autonomía local en ciertas áreas de las regiones de Donetsk y Lugansk” (Ley de Régimen Especial).
  1. Eliminar formaciones militares ilegales, equipo militar, así como militantes y mercenarios del territorio de Ucrania.
  1. Adoptar un programa para la reactivación económica de Donbass y la recuperación de la actividad económica en la región.
  1. Proporcionar garantías de seguridad personal para los participantes de las consultas.
 
 
Participantes del Grupo de Contacto Trilateral:
 
Embajador Heidi Talyavini (signed)
 
Segundo Presidente de Ucrania, L.D. Kuchma (signed)
 
Embajador de la Federación de Rusia en Ucrania, M.Y. Zurabov (signed)
 
A.V. Zakharchenko (signed)
 
I.V. Plotnitskiy (signed)